domingo, 26 de marzo de 2017

Sinfonía No. 4 en Re menor, Op. 120... una sinfonía de Schumann maravillosamente evocadora

El atractivo popular de Robert Schumann como uno de los maestros de la música de piano de mediados del siglo XIX ha sido, por así decirlo, un poco perjudicial para su reputación en otros géneros. Sus cuartetos de cuerda son frecuentemente ignorados y sus cuatro sinfonías han corrido la misma suerte. Se habla de la inexperiencia de Schumann como orquestador y de sutiles modificaciones que se han hecho a sus partituras. En 1939, tras mostrar su incomodidad y frustración con las limitaciones que suponía la composición exclusiva para piano, Clara Schumann (en aquel entonces Clara Wiek) le anima a escribir para orquesta, alegando que el piano le impedía desarrollar su imaginación y no le permitía mostrar su grandeza de espíritu. En 1840, tras su boda, el compositor escribe varios ciclos de lieder, algunos de ellos (como Dichterliebe o Frauenliebe und Leben) de los más famosos de su producción, para volcarse en la producción sinfónica durante el año siguiente.

Ciertamente sus cuatro sinfonías no son en absoluto meras transcripciones de piano. Schumann era obviamente un compositor fluido para el piano, sin embargo, esto no disminuye en absoluto el impacto que sus sinfonías maravillosamente evocadoras, prototípicamente "románticas" (en el sentido original de la palabra a mediados del siglo XIX) que pueden ser interpretadas por manos expertas. 

Hoy quiero compartir su Sinfonía No. 4 en Re menor, Op. 120, última por número, pero originalmente compuesta inmediatamente después de la finalización de la Primera Sinfonía en 1841, y por tanto, antes de la Segunda o la Tercera sinfonía. Schumann, sin embargo, se abstuvo de publicar esta obra hasta 1853, cuestión que le dio la oportunidad de hacer algunas revisiones (principalmente en el área de la orquestación, aunque la complejidad de la obra nos llevaría a sospechar que siguió afinando detalles durante buen tiempo). La obra es, de lejos, la más formalmente innovadora de las cuatro sinfonías del compositor. Los cuatro movimientos, cada uno estructuralmente incompleto, se tocan sin interrupción alguna, formando un solo diseño formal a gran escala. Significativamente, Schumann consideró llamar a la pieza «Fantasía Sinfónica».

La sinfonía fue estrenada en ese 1841, y revisada y reorquestada por el mismo compositor en 1851. La composición está orquestada para dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, cuatro trompas, dos trompetas, tres trombones, timbales y cuerdas.

Schumann prefería la versión revisada por varias razones: además de la orquestación, revisó la estructura de la pieza de forma particularmente para enfatizar la relación de las distintas partes: así, borró el coral de metales que iniciaba el tercer movimiento y reformó las transiciones de la sección Lebhaft del primer movimiento y el finale. 

La viuda de Robert, Clara Schumann, escribió posteriormente en la primera página de la partitura — tal y como se publicó en 1882 como parte de las obras completas de su marido (Robert Schumanns Werke, Herausgegeben von Clara Schumann, publicado por Breitkopf y Härtel) — que la sinfonía fue apenas esbozada en 1841 y que sólo fue orquestada completamente ("vollständig instrumentiert") en 1851. Sin embargo, esto no era cierto y, de hecho, Johannes Brahms (que tenía en mucha mejor estima la primera versión), intentó publicar la primera versión con la ayuda del director de orquesta Franz Wüllner; pero en su revisión se realizaron tantos cambios que el resultado acabó siendo un híbrido de las dos versiones, publicándose en 1891. La primera versión de la Cuarta Sinfonía se mantuvo olvidada durante casi todo el siglo XX. 

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