domingo, 19 de marzo de 2017

Cápsula Bíblica 2219

Abrir la Biblia es comprometerse con Dios, que nos habla. El hombre y la mujer de fe no se pueden acercar a la Biblia como curiosos, sino como creaturas ante el Creador, como hijos ante su Padre, como siervos ante el Señor: —Habla, Señor, que tu siervo escucha—. La Biblia es un libro, no sólo para estudiar, sino para meditar, vivir y transmitir. «Bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios y la practica» (cf. Lc 11, 28).

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