viernes, 17 de febrero de 2017

Cápsula Bíblica 2189

Sabemos que la Palabra de Dios presenta sus propuestas con seguridad. Pero hay un riesgo al leerla; escuchar a la propia imaginación o a lo que viene del subconsciente. No se vale. Hay que leer la Biblia (leer no «ler», quiero decir: leer detenidamente, sin prisas) rompiendo el circulo que inicia y termina en uno mismo; hay que escucharla sin responder con la propia mente, sino dejar en libertad a Dios para que nos hable al corazón.

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