domingo, 15 de enero de 2017

«SON A TAMAYO»... Una obra muy mexicana, elegante y refinada de Arturo Márquez

Ustedes saben que mi compositor preferido de música clásica mexicana es el sonorense Arturo Márquez Navarro (n. Álamos, Sonora, 20 de diciembre de 1950), un hombre reconocido por utilizar formas y estilos musicales mexicanos e incorporarlos en sus diversas composiciones y que fue galardonado en el 2009 con el Premio Nacional de Bellas Artes de México.

Esta semana me he deleitado el oído volviendo a escuchar una y otra vez su obra para arpa, percusión y cinta: «SON A TAMAYO».

En 1995, para el "Primer Encuentro Latinoamericano de Arpa", se encarga a Márquez componer una obra y el compositor entrega esta obra elegante y refinada que escapa de todo lo que se había venido realizando anteriormente, según lo impuesto por las hegemonías occidentales. Profundamente actual y por supuesto con el toque "mexicano" que Márquez suele imprimir, la obra sigue un ritmo tripartito característico en muchas de las obras de Arturo: rápido—lento—rápido incorporando a la pieza toques caribeños y veracruzanos. La cinta, con un fondo de metales salseros y el ritmo de las percusiones, hacen que el arpa luzca en todo su esplendor y que el piano, siguiendo a ésta, le de un toque de especial elegancia a la pieza.

Márquez estudió parte de su carrera musical en el Instituto de Artes de California becado por la Fundación Fulbright entre 1988 y 1990, y fue allí donde se introdujo en la música por computadora, el jazz, la música contemporánea y la latina, lo cual influirá en su posterior obra. Por eso en esta, y en otras de sus composiciones, Arturo logra composiciones maravillosas que mezclan los ritmos populares con técnicas modernistas apoyando el uso de instrumentos por una cinta magnetofónica.

Les invito este Domingo a escuchar esta obra de la música clásica contemporánea y orgullosamente mexicana que nutre nuestros oídos de nuevas sonoridades con la personalidad exquisita y vibrante de Arturo Márquez Navarro, mientras envío un saludo muy cariñoso a mi amigo el maestro y arpista José Enrique Guzmán, a quien admiro por su pasión a la música, a su familia, a la cocina y a la vida... ¡Saludos maestro y te recuerdo al escuchar el arpa! El maestro José Enrique asistió al estreno de esta obra y luego la interpretó en uno de los festivales de música de mi natal Monterrey.



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