domingo, 18 de diciembre de 2016

Cápsula Bíblica 2129

Aunque no se les nombre nunca en el Nuevo Testamento, es cierto —según muchos estudios realizados— que el cristianismo primitivo sufrió la influencia de los «esenios». Eran unos monjes que fundaron en el desierto unas comunidades de hombres que se consideraban «puros» en todos los aspectos, que practicaban la comunidad de bienes y vivían en medio de un gran fervor espiritual. Su más importante monasterio fue Qumrán, en la orilla del Mar Muerto, lugar que se excavó en 1947, cuando la casualidad hizo que se descubriera en unas cuevas cercanas una parte de su espectacular biblioteca, que contenía más de 600 manuscritos, de los que una cuarta parte estaba formada por escritos bíblicos.

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