domingo, 19 de agosto de 2012

LOS CUERVOS ESTÁN DE LUTO... Una farsa de humor negro en la que Hugo Argüelles deja tarea para pensar

Hugo Argüelles fue un escritor, dramaturgo, director de teatro y guionista mexicano. Fue un autor bastante prolífico, que incluyó en muchas de sus obras, contenidos de crítica social, tamizados por el humor negro y el sarcasmo tan característicos del mexicano. En 1959 se hizo acreedor al Premio Nacional de Teatro por su obra «Los cuervos están de luto», convertida en un clásico de la representación escénica amateur y profesional en México y cuyo guión recomiendo ahora leer.

La obra cuenta la historia de Don Lacho, un ranchero viejo y tacaño, que en su agonía revela que uno de sus tres hijos en realidad no es suyo. El viejo, todavía con vida, es colocado frente a su ataúd a iniciativa de Piedad, esposa de Gelasio, el hijo mayor, que desea heredar todo a toda costa.

La obra no es en sí una tragedia, al contrario es una comedia de enredos por saber quién se queda con la herencia. Todos conocemos esas historias de gente proveniente de familias ricas, que espera con ansias la muerte del padre para pelearse el dinero y las propiedades que este dejaría. Esa realidad no está lejos del guión para teatro. Entre esto y la realidad sólo hay una milésima de diferencia. Aunque las condiciones han cambiado un poco, porque el nivel de economía de las familias también es otro. Ahora cada uno trabaja para sobrevivir y si se logra reunir fortuna es para guardarlo para los tiempos venideros, porque de antemano se sabe que las cosas esta siempre cambiando segundo a segundo.

«Los cuervos están de luto» es una obra donde Argüelles explora diferentes situaciones. Hay personajes muy claros y bien dibujados por el autor y el conflicto que se desarrolla en toda la obra es para reírse. Piedad es uno de los personajes clave en esta obra, ella con su carácter trae de aquí para allá al marido, mostrándonos lo que el ser más ambicioso puede llegar a querer realizar.

Don Lacho que es el plato fuerte, es velado en vida, ya que por iniciativa de Piedad, Gelasio no espera a que su padre muera para informarles a sus vecinos que vengan al velorio. Los vecinos por ayuda moral acuden a este llamado. Después se dan cuenta que han caído en la trampa de una mente muy perversa.

Se realizan todos los preparativos para el velorio, caldo con piquete, café, sillas y mesas para velar a un vivo, del cual esperan muera antes del amanecer. Incluso ya le tienen preparada la ropa de cambio para que el difunto, que todavía no está muerto, se vaya con la mejor de las prendas. Además de comprarle, con anterioridad, el ataúd que Piedad coloca, como mencioné, frente a Don Lacho, a ver si viéndolo se anima a morir.

Además la historia cuenta otras historias. No sólo se trata de una portentosa fortuna, sino además uno de los tres hermanos no es hijo de Don Lacho. Al funeral adelantado llegan también Mateo (el hijo de en medio), su mujer Mariana y su pequeño hijo, así como Enrique, el hijo menor del moribundo, a quien sí le interesa el estado de salud de su padre, pero también desea partir a la capital para seguir su vida.

 El velorio se organiza en presencia del futuro difunto, con los invitados esperando el deceso. Pese a la crueldad de sus familiares, Don Lacho tiene varios ases bajo la manga: ha escondido las escrituras de la casa, redactó un nuevo testamento y una carta en la que revela cuál de sus herederos naturales no es su hijo... lo demás hasy que leerlo. ¡Qué disfruten un rato de humor!

La obra fue llevada a la pantalla en 1965 pero hasta la fecha no he tenido acceso a ella.


Hugo Argüelles,
"Los cuervos están de luto",
Editores Mexicanos Unidos,
México 1985.

1 comentario:

  1. La Obra es muy buena, la opinión que uno de creo que esta de mas, La "sociedad" es así y la verdad nos da mucho para reflexionar

    ResponderBorrar